Para el cumpleaños de mi padre elegimos la forma de un queso de oveja manchego para el bizcocho pues su mote materno en su pueblo Villacarrillo es ratón. Según nos contaba mi abuelita, a nuestro tatarabuelo le llamaban ratón porque era muy pequeñillo y muy boniquilo y como suele pasar, con los años el mote pasó a toda la familia.
Cuando pensamos en ratones siempre nos viene a la cabeza los ratoncillos de la Cenicienta, Jack, el de la vela, Gus, el gordito y la ratoncilla que tiene la idea de coserle el vestido para el baile y el más pequeñín que en nuestra tarta porta la pancarta de felicitación.
Para el queso, creamos una etiqueta con el logotipo del castillo de Jaén que encontramos en la cerveza Alcázar y en letras pequeñitas escribimos su fecha de nacimiento como si se tratase de la fecha de caducidad del queso de oveja.
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Cuando pensamos en ratones siempre nos viene a la cabeza los ratoncillos de la Cenicienta, Jack, el de la vela, Gus, el gordito y la ratoncilla que tiene la idea de coserle el vestido para el baile y el más pequeñín que en nuestra tarta porta la pancarta de felicitación.
Para el queso, creamos una etiqueta con el logotipo del castillo de Jaén que encontramos en la cerveza Alcázar y en letras pequeñitas escribimos su fecha de nacimiento como si se tratase de la fecha de caducidad del queso de oveja.
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