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Seguro que más de uno se acuerda de la tierna película de Disney del elefantito Dumbo y como las cigüeñas son las encargadas del reparto de los peques a sus mamas.
La cigüeña siempre se le ha relacionado con los bebes gracias a un mito escandinavo difundido oralmente a lo largo de los siglos y conocido mundialmente, entre otros motivos, de la mano de Hans Christian Andersen y su cuento "Las cigüeñas".
Desde época clásica la cigüeña ha gozado de respeto por parte del ser humano. En la Antigua Grecia se consideraba un crimen matar a una de ellas. Mientras que en Roma era considerada un ave sagrada, protectoras de las mujeres, el matrimonio, el alumbramiento y recién nacidos.
¿Y por qué una cigüeña?
Por varios motivos. Por su cáracter, se desviven por la familia, se emparejan de por vida y cuidan de sus polluelos y nido de manera sobresaliente. ¡Unas madrazas! Un dato curioso es que suelen elegir emplazamientos para la ubicación del nido en las chimeneas o sus alrededores lo que coincide con el hecho de que las chimeneas se encienden más asiduamente cuando hay un bebé en el hogar. Además frecuentan los humedales, lugar donde se creía en época medieval que se resguardaban las almas de los no natos. Otro hecho, es que son aves migratorias cuyo regreso anuncia el inicio de la primavera y por tanto, la vida.
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